«Creo que nunca me olvidaré de Puja, la pequeña que entró en el programa cuando nosotros estábamos allí. El primer día la trajo su madre para una revisión y nos explicaron que sufría una importante desnutrición y raquitismo. Pude ver como los primeros días no era capaz de estar sola sin que nadie la cogiese y no aceptaba nada de lo que le dabas, pero tengo su imagen del día que nos fuimos: sentadita en el suelo sola con un enorme globo entre sus manos. Estaba avanzando.»
Laura Molero, estudiante de medicina, Barcelona
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