«Cada vez que pienso en viajar a Kolkata, cada vez que inicio los preparativos, cada vez que mi maleta se llena de mí para estar un tiempo con el proyecto de Fundación Colores de Calcuta, mi alma se siente agitada.

En primer lugar por la emoción que me produce el reencuentro con las niñas en Anand Bhavan, ver cómo el esfuerzo de todos los que formamos la base en la que se sustentan Antonio y Maria, llega a ellas para su desarrollo y llegar a ser unas mujeres con futuro en la sociedad india, que ayuden a los suyos en su desarrollo hacia una vida mejor. Esa directora del centro, Pranita, una mujer india implicada en la ayuda a los más desfavorecidos.

El trabajo en el Centro Médico apoyando el entorno de este barrio con su programa de desnutrición, su recién estrenada clínica dental. Compartiendo el día a día te conciencias del trabajo ingente que esto implica, el esfuerzo diario para sacar adelante estos proyectos. Ver esas caritas de los niños que sonríen al verte entrar en su espacio. Conoces los sueños de los creadores del proyecto, el colegio, la consulta oftalmológica… Sueños que con un poco de ayuda de todos los que tenemos tanto, podrían convertirse en realidad.

Y me vuelvo a casa con la intención de seguir. Seguir pidiendo apoyo a todo mi entorno, seguir luchando, seguir implicándome en que este proyecto con mi granito de arena siga adelante, porque es fácil sentirse parte de él, porque viaje tras viaje veo que el futuro aunque sea poco a poco parece cambiante, y porque creo que entre todos, hacer la vida más fácil a los menos favorecidos …. es posible.»