Cuando las cosas funcionan.

«El pasado mes de julio, tuve la suerte de pasar tres semanas con dos de mis mejores amigos (Antonio y María) en una de las ciudades del mundo que más han marcado mi desarrollo personal, Calcuta. Al regresar a casa me he sentado delante del ordenador para poner un poco en orden todo lo que la Fundación Colores de Calcuta está haciendo en India, y lo que necesita para poder seguir adelante.

Para mí la primera gran satisfacción es ver que las cosas funcionan. En mi reducida experiencia en el campo de la cooperación internacional, una de las principales dudas que asaltan a todos es si el dinero se emplea correctamente. Nuestra naturaleza habitualmente desconfiada, herencia de la filosofía moderna, nos hace propensos a juicios rápidos formados ante los numerosos descalabros que conocemos en ONGs, escándalos aireados en los medios de comunicación. Sin embargo una visita a Colores supone un momento de reconciliación con las ONG y su buen funcionamiento. Los proyectos funcionan, el dinero que mandamos desde España se gasta bien y la eficacia de los mismos es sobresaliente porque la gente que se atiende allá necesita imperiosamente que sigamos colaborando con ellos.

En segundo lugar me traigo conmigo la imagen de una organización viva y en desarrollo. Durante los días que he estado allí pude ver la obras para abrir la clínica dental, y sin haberla estrenado ya compartimos ideas para abrir la consulta oftalmológica. La preocupación por el mañana de las niñas de la casa de acogida, o el maravilloso sueño de abrir un colegio de calidad para los niños de este barrio son algunos de los proyectos de futuro que nos ayudan a mantener la ilusión, a seguir luchando por mejorar las condiciones de vida de algunos de los olvidados de la tierra.

Y en tercer lugar me quedo con la generosidad de todos los que apostando por este proyecto se encuentran implicados en su desarrollo. En una Europa preocupada única y exclusivamente por la crisis, en una Europa en la que todos nos estamos viendo obligados a vivir un poquito peor, ver un grupo de personas que sin ser millonarias se empeñan en que la generosidad sea una de sus señas de identidad reconcilia con nuestra sociedad y con el ser humano.

Para finalizar sólo una cosa y es pedirte a ti que estás leyendo esta pequeña crónica que te sientas necesario. Sí, eres necesario. No hace falta que te vayas a la India para echarles una mano, se generoso y nosotros se la echamos por ti, cualquier ayuda por insignificante que sea es vital. Sí, eres una gota de agua en el océano, pero sin ti el océano no sería el mismo. Gracias.»

 

Padre Jose María Herranz

Socio fundador de Fundación Colores de Calcuta

Padre Jose María Herranz en Anand Bhavan